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18.10.2016 Refineria

¿Ser programador es una profesión de hombres?

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`Las mujeres huyen de...´

Así empieza el artículo que esta mañana ha llamado nuestra atención.

Suponemos que ha llamado nuestra atención porque las mujeres que conocemos, simplemente, no huyen. De nada.

No huyen del miedo, del compromiso o de los problemas, no huyen de los hombres, de las mujeres o de las responsabilidades, no huyen de las crisis, del amor, de la realidad y, mucho menos, de la informática y sus recovecos.

Dicen que hay profesiones de hombres y profesiones de mujeres. Que un hombre no puede ser comadrona o que una mujer difícilmente podrá ser bombero. Que los hombres no deben ser peluqueros y las mujeres no tienen ni idea de informática u ordenadores.  

Si algo sabemos es que las estadísticas existen sólo para que los valientes lleguen, las cojan y las luzcan en lo alto de su orgullo.

En Refineria tenemos un ejemplo: Jennifer Maestro.

Nuestra Jenny, mujer (de los pies a la cabeza) y programadora de las (muy) buenas, programó con 10 años su primera página web.

Un padre autodidacta, tenaz, creativo, constante, con maestría y sabiduría, mucha sabiduría, hizo que una esponja ávida de conocimiento de 6 años se interesara por el mundo en el que se escribe en un código secreto que ella llegó a descubrir, disfrutar y dominar. Como si de un juego se tratara, ella investigó, buscó, falló y acertó y estudió para que, en unos años, llegara a superar en conocimientos, que no en tesón, a su maestro.

Jennifer, que se enfrentó a la idea de vivir en un ‘mundo de hombres’, desmitifica los tópicos repletos de ratas, bibliotecas y los Sheldons Coopers que no ven más allá de una pantalla de ordenador.

El código de Jennifer, única programadora de Refineria, no entiende de género, sólo de perfección. Es meticulosa, concienzuda, tenaz, valiente y comprometida con una profesión que considera brillante. Orgullosa de haber derribado muros y clichés, disfruta de cada reto, cada solución.

Desde aquí, sólo nos queda felicitar a su MAESTRO por el regalo que nos hizo al educar con todas las letras y en todos los sentidos. 

 

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