¿Te llamamos?
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21.12.2021 Refineria

Una mesa, una canción y muchas ganas: ¡Refineria os desea felices Navidades!

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Nos gusta comer, beber y cantar, nos gusta bailar y desafinar, nos gusta juntarnos hasta ese preciso y precioso momento en el que ya es demasiado tarde como para llegar a ningún otro sitio. Se nos da bien vivir a cara descubierta, tocarnos y abrazarnos. Somos animales sociales necesitados de calidez, ligereza y  alegrías despreocupadas. Somos buenos alrededor de una mesa, donde se suelta la palabra pero sobre todo la intención. 

Este año, después de darle muchas vueltas, después de valorar darle al asunto una carga emotiva a la altura, después de plantearnos soltar el nudo y la lágrima, hemos decidido que no, que este año queríamos celebrar la Navidad haciendo lo que mejor sabemos hacer: una sobremesa. 

Ese momento mágico en el que el tiempo se alarga y corre lento, espeso y lúcido. Un tiempo en el que los decibelios suben sin apenas pedir permiso, un instante capaz de convertir comidas en cenas y cenas en desayunos. Un ratito -siempre es un ratito- en el que vivimos sin caretas y ponemos las cartas boca arriba y sobre la mesa. Una sobremesa es un hilo invisible que te une inevitablemente con tus afines, ese instante capaz de convertir a compañeros en amigos y a amigos en hermanos.

Queda claro: en Refineria queríamos celebrar la Navidad alrededor de una mesa que, sin duda, es donde somos fuertes. Sin embargo, tampoco pretendíamos inventar la rueda y si la mejor sobremesa de la historia ya estaba inventada e inmortalizada, sólo teníamos que emularla (no, no, la de Leonardo ya la vivimos en 2013) y cumplir la primera regla básica de una sobremesa: disfrutar. 

No todo salió como esperábamos, claro. Pero si algo nos han enseñado estos dos años es, además de hacer planes con poca antelación, a mejorar hasta el extremo nuestra capacidad de improvisación. Pero, ¿qué sería de una sobremesa sin la improvisación? 

Nuestro vocalista y líder, alias Xavi March, vio nuestros progresos palmeando desde el aislamiento de su casa. Rió, se emocionó y, sobre todo, se echó las manos a la cabeza viendo que teníamos razón, que este año no hay obstáculos que nos frenen las ganas. 

Gracias a Es Burotell por dejarnos fluir, a vosotros por no hacer demasiada sangre con nuestro dudoso gracejo, a Tangana por la inspiración, a Xavi por la paciencia, a Xisco por los cuellos de su camisa y esas gafas que no eran de atrezzo, a Philippe, Vanessa y David por esa luz que nos saca hasta resultones y a nosotros, nada, a nosotros gracias por tener una ausencia absoluta de vergüenza. 

Felices fiestas a todos.

Ojalá siempre recordemos lo divertido que es vivir. 


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